sábado, 1 de noviembre de 2014

Reflexiones de una visita “real”

En los últimos días gracias a nuestros medios de comunicación nos enteramos que a Colombia ha llegado de visita el príncipe Carlos con su señora esposa Camilla duquesa de Cornualles, dos personajes de la realeza Inglesa, que entiendo son dos personajes muy importantes.

Digo gracias a nuestros medios de comunicación, porque la parafernalia que le han montado es tanta que por una semana hemos olvidado los problemas actuales de nuestro país, o sino pregunten sobre el paro de la rama judicial, o cuales fueron los acuerdos concertados por el gobierno y las Farc. Por un momento los colombianos nos hemos salido de la realidad, ya que la farándula nos ha generado una cortina de humo en nuestras cabezas que hace que veamos la visita de estos personajes como lo último en guaracha y las problemáticas actuales las olvidemos.

Que probaron chontaduro, que le regalaron un poncho, un sombrero vueltiao y diversas cosas que humildemente nuestros campesinos y artesanos hacen con sus manos, lo curioso del caso es que el estómago de estos dos personajes es tan fino que muy seguramente, ese chontaduro les abra provocado una diarrea, -claro sin desmeritar las delicias de esta fruta Colombiana que para ellos, seguramente nunca en su vida la habían probado y muy seguramente, no lo volverán a hacer- el poncho no se lo quiso poner el príncipe para no arruinar su traje terciado y el sombrero le arruinaba su peinado perfecto.

Luego de esto, fueron a ver una parte de un partido de Rugby, con jugadores de  Buenaventura, Tierralta y Apartado que hacen parte del programa Try Rugby, alianza de la llamada diplomacia deportiva de la Cancillería contra el reclutamiento armado de menores”, que si bien es un programa apoyado por la cancillería Inglesa, también debieron llevarlos a que disfrutara de los juegos autóctonos Colombianos, como un partido de tejo o una carrera de triciclos, de esas que se hacen en Medellín. Aprovechando que están en la capital, debieron pasear en bus o aún mejor en transmilenio, también pasar por la emblemática plaza España para que se sientan un poco en Europa y si quieren ir de rumba a cuadra picha.

Por otro lado, mirando este cuadro que en los últimos días nos han mostrado, me acuerdo la época de la mal llamada conquista, cuando un señor llamado Cristóbal Colon toco las tierras de esta América, dizque descubriendo un nuevo continente, donde fueron recibidos con bombos y platillos por nuestras tribus indígenas, dándoles regalos como pieza de oro, plata y bronce, frutos y muchas cosas más, -según relatan los historiadores- siendo el inicio de un saqueo permanente a las Américas que aún sigue y que gracias a los medios de comunicación y las grandes elites “celebramos” cada vez que alguien del antiguo continente nos visita.

Unos dicen que traen desarrollo, otros modernidad y muchos comen cuento de ayudas, como si este país necesitara más de la que hay, es odioso pensar de esta forma, pero es evidente que con todo el oro que tenemos, no necesitaríamos ayuda externa, pero que por culpa de la ambición de la misma élite que hoy recibe a estos personajes no están satisfechas nuestras necesidades básicas.


Mi punto a tocar es que aunque a nivel histórico nos arrodillamos cada vez que alguien nos visita, no podemos centrar nuestra atención en ellos, pues, a pesar de que el poema llanero el ánima de sana Elena diga que “es una ley del llanero darle la mano al que llega. El que está adentro se atiende, el que está afuera, se apea, y con gran algarabía se le abre la talanquera como si fuera un hermano que de otras tierras viniera” debemos centrarnos en nuestros personajes, brindar la misma amabilidad a los vecinos del barrio, fomentar y valorar lo nuestro, lo de nuestra tierrita; también, tener en cuenta que esa clase arrodillada que hoy en día esta de anfitriona, no representa los interés de la mayoría. Igualmente debemos tener presente nuestras problemáticas, ser conscientes que somos parte de la solución y que si empezamos a cambiar el canal, podemos empezar a cambiar nuestra realidad.   

por: Andres Liz Motta