martes, 27 de septiembre de 2011

¡Física hambre!

El personal de salud de Puerto Gaitán está indignado. Nadie logra concebir cómo puede ser posible que en la nueva meca petrolera de Colombia, el municipio que más regalías recibe en el país y en donde se han ejecutado jugosos contratos para la nutrición infantil, cada mes lleguen al hospital niños indígenas raquíticos, que se mueren por cuenta del hambre que pasan.
"Nos los traen cuando ya prácticamente no hay mucho que hacer", dice un médico. "Vienen con el 'signo de bandera', que es el pelo parado y que se quiebra y cae fácilmente; la piel es áspera y de escamadura, llegan pesando cinco u ocho kilos, ya ni sostienen la cabeza", agrega otro funcionario de la misión médica. El caso más reciente ocurrió el 11 de septiembre. Era un bebé de once meses que al poco tiempo de llegar falleció con un diagnóstico inadmisible en pleno siglo XXI: anemia severa. No tenía ni una gota de sangre en los órganos y estaba totalmente pálido.
El hospital de Puerto Gaitán es de nivel básico, por lo que la mayoría de los niños deben ser remitidos de urgencia a Villavicencio, un viaje de tres horas en el que varios han fallecido. Así le ocurrió en julio pasado a un bebé de un año que provenía del resguardo Wacoyo -a una hora de la cabecera de Puerto Gaitán- quien presentaba enfermedad diarreica aguda, neumonía y deshidratación. continua.
Tomando revista semana 24 septiembre de 2011